Todas somos las princesas de papá.
Nunca cuestionas lo que papá dice.
Nunca pones en duda lo que deciden porque las niñas buenas solo ven, oyen y cayan.
Las princesas aprenden a manejar una plancha, una lavadora, una fregona o un aspirador.
Las princesas no pueden ser policías o militares.
Las princesas juegan con muñecas o cocinitas.
Las princesas son señoritas bien habladas.
Las princesas se sientan con piernas cruzadas.
Las princesas llevan vestidos y no vaqueros o chándal.
Todas somos princesas hasta que ponemos en duda las palabras de papá.
Dejamos de ser princesas cuando cuestionamos los estereotipos, cuando pensamos por nosotras mismas... Cuando decidimos por y para nosotras.
Todo
Escrito desde el corazón, a veces roto y otras no
lunes, 27 de noviembre de 2017
Princesas
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